miércoles, 27 de enero de 2016

interés por el arte


Con mi sobrina menor hemos visitado el Museo d Arte Contemporáneo un par d veces en estas últimas semanas. En ambas oportunidades su interés se ha centrado en pasar por “Prueba de Tensión”, una obra d Luciana Lamothe y adquirida por el museo marplatense el pasado año. Las ocho o nueve veces q recorrimos las inestables tablas nos ha parecido un juego, como quien entra a un pelotero o a un inflable, como quien sube a un divertimento d equilibrio placero.

Hace unos pocos meses recorría con unos amigos el Victoria and Albert Museum cuando repentinamente, desde lo alto d un balcón interno, un actor personificando a un joven del siglo XV comenzó su acting para el público infantil q lo esperaba para iniciar su "Pop-up Performance: The Wonderfoul World of Leonardo da Vinci" (en criollo: un taller d plástica para niños motivado en los diseños del artista italiano).

Quienes siguen a los museos y galerías del mundo por twitter, facebook, instagram o cualquier otra red social habrán notado la avidez q tienen d ser visitados, colmados y hasta invadidos d día y d noche, personalmente o con un like en alguna foto y lo hacen desplegando todo tipo d actividades q van desde los clásicos talleres al retwitteo d las selfies con las obras o con los artistas.

He leído hace un tiempo algún paralelismo entre los museos y las iglesias por esa idea d q ambos son -o eran- lugares d iluminaciones concentradas sobre imágenes "auradas", donde reinaba cierto silencio respetuoso y donde se tenía la posibilidad d no entender nada d lo expresado en las obras pues la razón terminaba arrodillada ante la contemplación. Aunque en general eso ha cambiado tengo toda la sensación d q los museos siguen inspirándose en estrategias religiosas recurriendo a los más diversos intereses a ver si con alguno d ellos llenan sus templos.


Alejandro Zoratti Calvi

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